Para afrontar el impacto en el medio ambiente, debemos reducir los residuos textiles, así como también prologar el ciclo de vida de esta clase de productos y aumentar su reciclado. Frente a esta realidad de consumo desechable, es importante crear conciencia, reutilizar, reciclar y transformar la ropa que ya tenemos, en otro recurso utilizable. Si bien la moda circular empuja con fuerza y ha modificado en los últimos años el consumo de la moda rápida, que ocurre con aquellas prendas que ya no clasifican para insertarlas en la moda circular y simplemente se convierten en desechos.
Frente a esta realidad, una arquitecta de origen francés llamada Clarisse Merlet, ideó una manera totalmente innovadora de reutilizar las prendas de vestir que son consideradas desechos, creando con ellas ladrillos a base de los textiles que han sido tirados a la basura. Con estas ideas en mente, llegó a los textiles, que, con protocolos de reciclaje muy básicos, pudo desarrollar un proyecto para reutilizar las prendas que las personas ya no necesitan, creando con ellas ladrillos resistentes para utilizar en nuestros hogares.
Un Ladrillo reciclado
FabBRICK es el nombre de este ladrillo reciclado hechos a base de ropa reciclada que responden bien al fuego y son resistentes a la humedad. Resultan ser también muy buenos aislantes al calor o al frío, e incluso al sonido.
Su creadora estaba investigando nuevos materiales de construcción cuando se le ocurrió la idea de fabricar ladrillos a base de textiles reciclados y pegamento ecológico como una manera de reducir la polución producida por esta industria ya que la mayoría de la ropa está hecha a base de materiales sintéticos y no biodegradables, como el poliéster y el nylon.
Algunas de las virtudes de estos ladrillos aislantes, es precisamente esa, su capacidad de aislar tanto los cambios de temperatura, como los impactos sonoros externos. Dos elementos esenciales, por un lado, controlar el consumo energético a la hora de climatizar la vivienda, y por el otro, disminuir la contaminación sonora a la que estamos constantemente sometidos en las grandes ciudades.
Producción de los ladrillos
El proceso de fabricación comienza al elegir el color de los textiles que van a ser utilizados para hacer el ladrillo y así puede personalizar el color de la pared con la ropa que decida reciclar. La ropa es triturada y se pesa la cantidad deseada de textiles, para que cada ladrillo pese lo mismo. Luego se mezcla con un pegamento ecológico, hecho de ingredientes de origen biológico y que es no contaminante. Este pegamento también asegura que los ladrillos sean impermeables y resistentes al fuego.
Los ladrillos se deben comprimir en una máquina creada por la misma Merlet, la cual no necesita conectarse a la corriente eléctrica y tampoco requiere combustible ya que se trabaja de manera completamente manual. Una vez que los ladrillos han sido comprimidos, se dejan secar de manera natural por dos semanas, y finalmente, luego de ese tiempo ya estarán listos para ser usados.
Es importante destacar que desde que empezó este proyecto, ya se han reutilizado 8 toneladas de textiles reciclados.
Este procedimiento tan innovador está logrando reducir el impacto ambiental que se genera en la industria textil de su país, pues según datos de las autoridades sanitarias francesas, allí se recolectan cerca de cuatro millones de toneladas que terminan en los basureros y que difícilmente pueden ser destruidas.
Uso de estos ladrillos
Actualmente los ladrillos FabBRICK se están utilizando para crear muebles, separar habitaciones y decorar paredes. También se pueden usar para fabricar muebles como lámparas, mesas, taburetes, entre otros. Así mismo la marca sigue trabajando para lograr que los ladrillos puedan ser usados como un verdadero material de construcción y usados para soportar la estructura interna de casas y edificios.
Desechos textiles según sus materiales
La creadora descubrió los beneficios de incluir las prendas de desecho textil en su proceso productivo. Las prendas de algodón es la mejor para aislar el calor y el ruido, así que esta es la que se selecciona primero.
En tanto que la tela denim, al ser hecha 100% de algodón, se usa muchísimo también, por ser la mejor para aislar tanto el clima como el ruido. De igual manera para la fabricación de estos ladrillos se puede usar cualquier tipo de material, no sólo algodón, sino también poliéster, elastano, PVC, etc.
Esta empresa también ha experimentado fabricando ladrillos con barbijos quirúrgicos triturados, dándole así un interesante uso potencial reutilizando algunos de los residuos relacionados con la pandemia.
Como dato curioso, para fabricar un solo ladrillo se utiliza aproximadamente dos o tres remeras de tamaño regular, en las que puede mezclar los colores que desee, dependiendo del diseño que se quiera crear. Los ladrillos se pueden pedir en cuatro tamaños diferentes según lo que se desee fabricar con ellos.
Tanto los diseños, tamaños y colores han cautivado a muchos compradores que no solamente quedaron fascinados con el aporte ecológico de su origen, sino que también sirven para decorar los espacios de muchos negocios u hogares con un estilo muy original.
La fama de este innovador invento va en aumento y es probable que en el futuro esta sea una gran opción para remplazar el cemento. Esta marca ha logrado transformar los residuos de la industria de la moda en soluciones sostenibles. Sin lugar a dudas, celebramos estas propuestas que buscan resolver problemas ambientales de manera útil y novedosa.
Por Julieta Varroni