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La historia de Lucía Mariño, la Messi de los alfajores veganos

Arrancó con un tupper en la mano y un vagón como vidriera. A los 19 creó una receta sin ingredientes de origen animal que se volvió furor en ferias y dietéticas. Hoy lidera una fábrica que produce más de 100.000 unidades por mes y sueña con llevar su marca al exterior

Sin máquinas industriales, sin local propio y sin clientes asegurados, Lucía Mariño arrancó su empresa con una convicción: demostrar que se podía hacer un alfajor argentino sin usar nada de origen animal… y que además fuera rico. A los 19 años, cargó un tupper lleno de alfajores caseros y se subió al tren con un objetivo claro: venderlos en una dietética de Capital. Hoy, esa idea casera se transformó en “Un Rincón Vegano”, una marca que produce más de 100.000 alfajores al mes y que se expandió con fábrica propia y más de 20 variedades.

Empecé siendo vegetariana a los 10 años, por convicción propia. Ya me daba cuenta de que lo que estaba comiendo era un animal y no quería saber nada con eso”, contó Lucía. En una época donde el veganismo no estaba ni cerca de ser tendencia, su elección fue temprana, firme, y terminó marcando su camino.

La idea de crear el primer alfajor vegano del país no fue un golpe de suerte ni una estrategia de mercado. Fue necesidad pura. “No me estaba yendo bien con otros productos veganos. Un día hice el click: ¿por qué no hacer una golosina tan tradicional como el alfajor, pero versión vegana?”, recordó. Así nació el proyecto en 2014, cuando salía de cursar en la Facultad de Bellas Artes y empezaba a descubrir que, aunque tuviera buenas ideas, convencer al mercado no iba a ser fácil.

Con apenas 19 años, empezó a vender los alfajores en ferias y a llevarlos en tren hasta algunos locales de Capital. “Iba con un tupper. Me bajaba del tren y caminaba hasta las dietéticas, pero cuando les decía que eran veganos, me respondían que por ahora no tomaban nada así. Imagínate lo que era eso en ese momento”.

La respuesta del mercado fue lenta, pero constante. “En las ferias veganas nos buscaban un montón de personas. Creo que lo que nos hizo crecer fue la calidad del producto y estar siempre ahí, dándolo a probar”, explicó. Con el tiempo, llegaron las dietéticas, los pedidos crecieron y la marca empezó a profesionalizarse.

En 2023 dieron un salto importante: inauguraron su propia fábrica de alfajores y de galletas. Hoy elaboran todo de forma interna y siguen ampliando la oferta. “Tenemos más de 20 variedades y la idea es seguir creciendo, tanto a nivel nacional como internacional”, adelantó Lucía, que ya tiene registrada una marca en Estados Unidos y está trabajando para ingresar ese mercado.

Pero más allá del crecimiento empresarial, Un Rincón Vegano también viene a romper prejuicios. “Muchos piensan que un alfajor vegano va a tener porotos negros o relleno de lechuga. Pero no, no se dan cuenta. No tiene leche, ni huevos, ni manteca, pero por sabor no hay diferencia. Solo por ética”, explicó. De hecho, hicieron pruebas ciegas en la calle: la gente probaba sin saber que era vegano y nadie lo notaba.

En Córdoba, sus alfajores se pueden conseguir en la cadena de supermercados EntreSano desde hace siete años, y también se pueden pedir por su web (unrinconvegano.com.ar).

La historia de Lucía es también una historia de resistencia. “Nunca pensé en dejar el proyecto. Me costaba mucho conseguir nuevos clientes, sobre todo por una parte social mía que no tengo muy desarrollada, pero nunca me di por vencida”. El crecimiento fue sin pauta, sin campañas, sin inversión publicitaria. Todo llegó con tiempo, con producto y con boca a boca.

Hoy Lucía no solo lidera un proyecto consolidado, sino que se volvió una voz referente para jóvenes emprendedores. “Frustraciones siempre vamos a tener, yo las sigo teniendo hoy en día. Pero si estás muy seguro de lo que estás haciendo, tenés que confiar en vos. En algún momento, todo se va encarrilando”.

¿Y qué pasa con el tradicionalismo argentino? ¿Con esa idea de que una golosina “de toda la vida” no se puede tocar? “Particularmente no tuve muchas críticas. Creo que porque es un alfajor y no les choca tanto como la milanesa vegana, por ejemplo. Algún que otro mensaje con chistes medio bestias recibí, pero ya ni les doy bola. Cuando los prueban, les gusta tanto que se olvidan de todo lo demás”.

Por los avances en el último tiempo, está claro que Un Rincón Vegano ya no es solo un emprendimiento. Es una marca que nació a pulmón, que apostó antes que nadie a un nicho que todavía no existía y que hoy desafía los límites de lo posible desde una fábrica, pero con el mismo espíritu de aquella chica de 19 años con un tupper en la mochila y una idea fija: cambiar la golosina más argentina de todas, sin cambiar su esencia.