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Emprendieron por necesidad y hoy visten la protesta universitaria en todo el país

Sabrina y Magalí Montenegro crearon en apenas 7 meses una marca de ropa y un modelo distintivo que la identifica. Producen buzos con las iniciales de las universidades nacionales argentinas, que se volvieron una de las caras visibles en las manifestaciones de estudiantes y docentes; y vuelan en las redes sociales. Hasta Cristina Fernández les pidió uno con las iniciales UNLP

En plena pandemia, el taller textil de la familia Montenegro, en Florencio Varela, en el conurbano bonaerense, se detuvo y las luces se apagaron. Era la principal fuente de ingresos y el panorama se volvió intempestivamente sombrío. Entonces fue cuando Magalí y Sabrina, las dos hermanas mayores, hoy de 25 y 23 años, decidieron arremangarse e intentar encender nuevamente galpón familiar. Sin demasiada experiencia, pero con la necesidad a cuestas y una infancia vinculada a las telas, dieron el paso al frente y buscaron un sello distintivo. Después de unos primeros intentos con el material que había en el taller, llegó la gran idea: crear buzos con las iniciales de las universidades nacionales, como existen en otros países del mundo. Y los lanzaron poco antes de la primera gran protesta de abril: fueron un furor, tanto que hasta llegaron a manos de la expresidenta, que quiso tener el suyo de la Universidad Nacional de La Plata, donde estudió. Con la marca Experiencia Sabia, ahora no dan abasto y buscan cómo expandirse. Magalí Montenegro repasa la historia para I+I CBA, sus temores, sus aciertos y las dudas de cómo continuar en este exitoso emprendimiento.

Un docente con distintos buzos de universidades nacionales, en un video de Tik Tok, explica por qué cree que el presidente Milei da argumentos falsos en contra de las casas de altos estudios y se vuelve viral. Fue una vidrieras fuerte para los buzos de Experiencia Sabia en las últimas semanas…

Sí, claro! Ese señor, Claudio, me llamó pidiéndome si le podía hacer la gauchada de prestarle un par de buzos para el video de las universidades, y como a mí me copó la movida lo hice y se viralizó bastante porque tuvimos bastantes seguidores nuevos. A nosotras ya nos pasó en abril, que es cuando lanzamos los buzos por primera vez, los buzos universitarios, y también se habían vuelto muy virales. De unos 50.000 seguidores que teníamos en Instagram, que es nuestro principal medio de venta, pasamos a 190.000. Una locura! Encima esto no es que fue en un mes, de manera paulatina; fue en tres días, porque justo había coincidido con la primera marcha federal universitaria.

¿Y el lanzamiento lo idearon para que coincida con aquella marcha o ya estaba resuelta la fecha y coincidió?

Fue un poco y un poco. Veníamos laburando con esto de la producción de buzos y de remeras desde el 2020, desde la pandemia básicamente. Arrancamos por una cuestión de necesidad económica. Nuestros viejos tenían un taller de bordado y ellos siempre se dedicaron a lo que es rubro textil; hacían ropa para la gente que trabajaba, trabajadores de obra, etc. Eso por supuesto fue lo primero que se cortó en pandemia. De repente nos quedamos sin nuestro ingreso principal y con mi hermana dijimos ‘bueno, empecemos a pensar algo nosotras, si no nos van a comer los piojos’. Y bueno, en pandemia surgió un poco la idea, y de a poquito hicimos ese camino progresivo de ir aumentando la producción y también paulatinamente la cantidad de seguidores. Pero esto que pasó con los buzos de las universidades fue algo que nos tomó por sorpresa, porque de vuelta, no fue algo intencionado o planificado. La idea se venía gestando hace un año, era algo que ya teníamos en mente en 2023 y lo pudimos concretar, por los recursos, recién este año. Lo que sí nos pareció acertado es lanzarlo en un contexto donde comenzaba este conflicto, porque lo largamos dos o tres semanas antes de la primera marcha.

¿Con Sabrina tienen relación con las universidades públicas?

Sí, sí. Bueno, de hecho es muy gracioso porque a nosotras nos preguntan, ‘¿pero ustedes están estudiando diseño de indumentaria?’ Y yo me recibí de politóloga, nada que ver! Estudié en la UBA y terminé el año pasado. Y mi hermana está estudiando Ingeniería Industrial en la UNAJ (Universidad Nacional Arturo Jauretche), entonces sí tenemos un vínculo. Yo todavía voy a la facultad porque soy ayudante de cátedra, entonces hay una relación muy fuerte con la universidad pública. Y creo que nuestra manera de poder encauzar esa lucha la encontramos con lo que nosotras sabemos hacer, que son buzos y remeras de las universidades.

Entonces comenzaron en el taller familiar y por necesidad…

Sí, sí, nosotras arrancamos en realidad como un emprendimiento casero y familiar. Mis viejos siempre se dedicaron a lo que es la industria textil, y ellos tienen su taller al lado de casa. Un taller muy chiquito, que tiene una máquina de bordar, una máquina de corte, la mesa de corte y algún que otro sector donde guardamos los retazos y las prendas ya hechas. Cuando empezamos a encarar el emprendimiento, comenzamos a buscarle la vuelta a ese taller que no estaba siendo utilizado; y ahí nos encontramos con un problema que fue un cuello de botella cuando de repente empezamos a vender, por decir una cifra, 300 buzos por cada tanda que abríamos. Primero fue un problema de organización, de repente Sabri, que es mi hermana, y yo, nos encontramos haciendo todo y a la vez estudiando, eso suponía un problema. Fue un primer gran cuello de botella que lo solucionamos de alguna manera pensando en esquemas de organización que más que nada tenían que ver con delegar. ‘Bueno, vos hacés esto, de esta hora a esta hora, yo hago esta otra cosa, de esta hora a esta hora, mi vieja hace esta cosa, mi viejo hace lo otro’, y así empezamos a cumplir o asignarnos un rol más específico para cada uno. Puede parecer una cosa muy tonta, pero para alguien que arranca a emprender, que no tiene una idea, es un montón. Pienso que esto le sucede a cualquier persona que emprende. Es muy difícil cuando uno labura de manera independiente; también entender ese límite entre el trabajo que tiene que hacer uno y el trabajo que ya le corresponde a otro, o incluso la propia división interna entre lo que es laboral y lo que ya no. A mí me sigue costando mucho saber cuándo tengo que parar. Yo al trabajo me lo llevo a casa a veces.

¿El nombre de Experiencia Sabia surge con la incorporación de ustedes al taller?

Sí, sí, sí. La marca surge como algo nuevo, una cosa de mi hermana Sabri y mía, cuando nos planteamos hacer un emprendimiento, algo que nos guste. Y de cosas que ya sepamos hacer, no inventamos tampoco nada nuevo, pero sí nos gusta mucho Harry Styles, Taylor Swift, Harry Potter, todas esas cosas de nicho. Y bueno, empezamos a armar diseños sobre eso.

¿Y entonces?

Bueno, así arrancamos armando diseños nosotras, desde la computadora, los bordamos, y les sacamos una foto en un parque que hay enfrente de casa, porque no se podía salir a otros lugares a sociabilizar por la pandemia.

¿Qué fue lo primero que hicieron?

A veces no me creen cuando cuento esto, pero nosotras arrancamos con tres rameras que eran las que mi viejo tenía para vender. Igual no las había vendido, las agarramos, las cortamos, las hicimos top, y teníamos aparte un retazo de frisa negra que alcanzó para hacer un solo buzo, con un diseño de Harry. Arrancamos con eso, no teníamos capital inicial, no era un proyecto planeado, quizás como surgen casos de otros emprendimientos que están pensados, que tienen capital, inversión inicial; en nuestro caso realmente fue como una respuesta a la necesidad, muy espontánea. Y nunca nos pusimos a pensar, en el caso de que la gente nos pida, que no teníamos cantidad para entregar. ¿Cómo íbamos a financiar la compra de materia prima si no tenemos recursos? Y una de las soluciones que se nos ocurrió, un poco para salir del apuro, es esta modalidad del pago por anticipado de una parte. Entonces el pedido de una prenda es con el 50%, y nosotros con eso vamos a comprar los insumos, y después cuando la prenda está lista, se cancela el resto. Y esa fue la metodología que encontramos para poder producir sin necesidad de tener el capital inicial. Después se nos complicó por la inflación y lo que aumentaban las cosas entre que nos daban la seña y estaba lista la prenda. Pero bueno, logramos sostener esta modalidad porque a la gente también le sirve y nos permite trabajar más.

Arrancaron con esas tres remeras, con un buzo, y hoy, ¿en qué están?, ¿qué están produciendo ahora?

Ahora estamos haciendo a full buzos universitarios. Se viralizó un montón y por suerte, desde abril, no paramos. Igualmente nosotros lo que hacemos es, tanda a tanda, ir agregando más universidades, porque no arrancamos con todas juntas, sino que es una cosa como muy paulatina. Y ahora sí estamos encaminadas a hacer ya todas las universidades, y por suerte, primero vendíamos 300 buzos por cada tanda y en la última abrimos la tienda web, en 30 minutos, teníamos 1.100 pedidos de prendas, mayormente buzos.

Un montón!

Sí, sí. Para nosotros es un montón. Fueron 800 ventas, lo que pasa es que hay gente que compra más de un buzo. Por eso terminaron siendo 1.100 unidades. Y los cupos se agotaron en 30 minutos. Y nosotras, como confeccionamos a demanda, no teníamos para entregar esto inmediato, así que ahora estamos produciendo lo que vamos a entregar.

¿Y hasta que no terminen esos pedidos no toman nuevos?

Claro, cuando se termina esta tanda, abrimos otra. El que quiere ahora tiene que esperar.

¿Esos 1.100, mayormente de qué universidades son?

Las que más se venden, y coincide justamente con las universidades que más inscriptos hay, son los de la UBA, la Universidad de La Plata, se pide mucho de la Universidad de Córdoba, la del Litoral. Después las del Conurbano, la Matanza…

Y alguien que quiera un buzo de la Universidad Nacional de Río Cuarto, ¿cómo puede hacer? ¿Tiene que esperar a que abran el cupo?

Sí, la verdad que generalmente sí, pero lo bueno es que tenemos a la Universidad de Río Cuarto, la incorporamos en la tanda pasada, y siempre les sugerimos que se unan a nuestro canal de difusión, que está en nuestro Instagram, porque nosotras siempre que abrimos tandas avisamos por ahí, como para que no estén todo el tiempo pendientes de nuestra web.

¿Y el que hace un pedido de un buzo de la universidad de Córdoba, Río Cuarto o Villa María, tiene que elegir color, diseño o ustedes tienen ya las opciones predefinidas?

No, en principio pueden. Sí y no, digamos. Se puede elegir el color, pero son los que nosotras trabajamos, que es cremita crudo o gris topo, y en el color cremita, por ejemplo, pueden elegir el color de hilo, entre azul petróleo, que se pide muchísimo, o el color institucional de la universidad, que creo que de Río Cuarto es verde. Entonces, hay como posibilidades de elección, pero son un poco acotadas.

¿Y con qué telas trabajan?

Para los buzos, con frisa invisible, que es la tela de invierno, la que atrás tiene como el pelito le digo yo. Ahora en verano, como se vienen los días más calurosos, estamos trayendo rústico, que es como la frisa invisible, pero no tiene el cepillado interno que hace que se genere esa frisa. Y además tiene más porcentaje de algodón, es más fresca. Y también hacemos remeras de las universidades.

¿Y cómo surgió la idea de hacer buzos de las universidades nacionales?

Surgió el año pasado, me acuerdo que yo todavía estaba cursando, y mis compañeros llevaban buzos de universidades yankees como Harvard, ponele. Y a mí me hacía un poco de ruido que teniendo nuestras propias universidades en Argentina los chicos usen esos buzos. Y pensé, ¿por qué nosotros no tenemos algo así que nos represente, que nos enorgullezca también? Porque para mí, cuando uno usa algo también hay una declaración de intención detrás. O eso es por lo menos lo que le quise imprimir a los buzos que hicimos. Y bueno, yo llegué de la facultad y le dije a Sabri que los chicos tienen el buzo de las universidades de Harvard, y acá no hay nada parecido, nada que represente a nuestras instituciones. Y yo estaba segurísima que si alguien lo hacía, iba a gustar mucho la idea, porque en las universidades hay mucho sentido de pertenencia, hay un arraigo. Y le dije de hacerlos, total, ¿qué era lo peor que nos podía pasar? De última vendíamos uno, dos, tres, pero hacemos lo que nos gusta y lo que creemos que va a ir bien. Y los largamos, y te juro que ese mismo día que los largamos, la página web se nos cayó, porque se viralizó en todos lados, en Twitter, en TikTok, en Linkedin, nada que ver! Y me acuerdo que después lo levantó Cristina, Cristina Kirchner, y ahí también fue otro boom.

¿Cómo fue lo de Cristina?

Nos encargó un buzo.

¿En serio?

Sí! Nos encargó un buzo de la Universidad de La Plata y nos etiquetó. Y eso también hizo que la página llegue a mucha gente.

Un golazo…

Sí, re bien, re bien! La verdad que no esperábamos que lo que hacemos gustara tanto. Y es un lindo reconocimiento, ¿no? Esto que la gente use lo que vos hacés, lo que vos laburás, en lo que vos invertís tiempo…. La verdad que es impagable y es impensado. Y menos me hubiese imaginado que alguien me iba a llamar para entrevistarme! Ja! Es muy lindo eso.

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¿Tienen pensado expandirse, sumar nuevas maquinarias o personas?

Sí, re. De hecho, a partir de tanta demanda que tenemos, somos conscientes de que una persona que tenga que esperar un mes para tener lo que compró es muchísimo en un momento en el que la demanda es ya, los tiempos son urgentes; y entendemos que también perdemos ventas así. Y que la solución para poder venderle a esa persona que de repente llega y le gusta y quiere su buzo ya, es tener stock. O al menos reducir la mayor cantidad posible el tiempo de espera. Y para eso estamos armando como un plan de ahorro para poder comprar otra máquina de bordar. Estamos viendo la manera también de poder construir o alquilar un galpón más grande para guardar los insumos o para laburar ahí. Ahora si te muestro una foto en mi pieza, ahí están todas las bolsas con los pedidos que tengo que entregar. Y es un poco complicado. Pero bueno, también es una realidad que hoy en día la cosa no está tan fácil, y tampoco es seguro que venda esta cantidad durante todo el año. Y eso a mí me da un poco de “cuiqui”. Por ahí arriesgarme y quizás es una moda, quizás pasa. Pero bueno, entiendo que son los miedos que tiene cualquier emprendedor.