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DeepAgro, la startup que reduce el uso de herbicidas hasta en un 80%, ahora va por el maní

Permite aplicar selectivamente el químico en soja y maíz. Está basada en inteligencia artificial y se monta sobre la pulverizadora con cámaras. Ya da sus primeros pasos con caña en Brasil

DeepAgro es una compañía de inteligencia artificial aplicada al agro que brinda una solución para reducir el uso de herbicidas en el campo. Estiman que permite recortar hasta 80% el uso de químicos, aplicando sólo donde hay una maleza y no en todo el lote como se hace habitualmente. El desarrollo cuenta con computadora, cámaras sobre la pulverizadora y un software que diferencia las plantas de soja y maíz de las invasoras.

Juan Manuel Baruffaldi, fundador de la empresa, dialogó con Tranquera Abierta en el marco del primer Foro de Innovación Sostenible organizado por la Agencia Innovar y Emprender.

“Lo hacemos mediante un dispositivo que son cámaras RGB que se monta sobre el botalón de los equipos pulverizadores y los vuelve inteligentes”, contó Baruffaldi, que estudió Ciencias de la Computación en la Universidad Nacional de Rosario y luego regresó al campo familiar de Casilda para poner en marcha su idea.

“El productor con nuestra tecnología empieza a hacer aplicación selectiva de herbicidas en tiempo real; no sólo en barbecho, sino dentro del cultivo también. Esto último es posible porque al contar con las cámaras se identifica la morfología de la planta y se hace la aplicación, diferenciando la maleza del cultivo”, añadió.

Con lo cual se ahorra un montón de líquido y dinero...

Gracias a esta tecnología, el productor hoy está ahorrando entre un 70 y un 80 por ciento de herbicidas por año, lo que representa una tecnología muy disruptiva, con un repago muy rápido, y con una fuerte reducción del impacto ambiental.

¿Cambia el trabajo para el que aplica?

El productor antes entraba con el pulverizador para aplicar en el 100% de la superficie y hoy en realidad entra igual, pero sólo para aplicar donde hace falta. Tiene que tocar un solo botón en la cabina y con eso aplica selectivamente, en el lugar que corresponde.

El dispositivo incluye el hardware y el software...

Exactamente. Son cámaras que instalamos cada dos metros y abre pico a pico según detecte la presencia de maleza. La gran innovación es el software, porque es una tecnología basada en inteligencia artificial que desarrollamos y que tiene la capacidad de entender como si fuese el ojo humano. De la misma manera que un agrónomo entra al lote y ve malezas, la computadora aprendió eso y lo hace en tiempo real, sin internet y a 20 kilómetros por hora, montada sobre el botalón de la pulverizadora.

Embed - ENTREVISTA A JUAN MANUEL BARUFFALDI (DEEPAGRO)

¿No requiere conectividad?

No. Si bien los equipos nuestros tienen conectividad, la usamos para acceso remoto y subir información. Pero el equipo funciona sin internet, lo cual lo habilita para cualquier lugar.

¿Cómo surgió la idea?

DeepAgro nace al intentar volcar lo aprendido en inteligencia artificial al lugar donde crecí. Soy de Santa Fe, de Casilda, y vengo de familia agropecuaria y en vez de estudiar Agronomía estudié Ciencias de la Computación.

No seguiste el mandato familiar...

No seguí el mandato familiar pero a fin de cuentas todo vuelve al lugar donde uno crece, y con otra mirada logré aplicar lo que había aprendido, tecnología e inteligencia artificial, para resolver las problemáticas en el agro. En principio, cambiarle la vida a productores como mi viejo, con una aplicación mucho más sustentable.

¿El primer testo fue en el campo familiar?

La primera pulverizadora instalada fue en Casilda, en el campo de mi viejo, con un Metalfor 2750 modelo 1995. Fue un proceso de aprendizaje.Pensemos que valía más toda la tecnología que le habíamos instalado que el pulverizador completo. Pero el objetivo fue hacer esa magia de reducir fuerte el uso de agroquímicos porque si hablamos de 70 u 80 por ciento menos, son 100.000 o 150.000 dólares de ahorro por año. Con lo cual es una cifra realmente significativa para cualquier productor. Además da la posibilidad de hacer un mejor control de la maleza, entender qué pasa dentro del lote, aplicar tecnología y reducir impacto ambiental.

Esto último es muy relevante si se piensa en agua o plástico...

Tal cual. Nos pasa con muchos clientes que están obviamente contentos con el ahorro económico pero que no pueden creer la reducción de agua. Tengamos en cuenta que por ejemplo en el norte se compra agua para poder usarla y sabemos que tiene que ser potable o equilibrada en Ph, y estamos evitando usar 70 litros de agua por hectárea. Es realmente significativo. Y pasa lo mismo con el plástico. Antes compraban 100 bidones, los guardaban en el galpón, los tenían desde principios de año y los iban usando. Ahora necesitan 20 bidones y cuando los necesitan los buscan en la camioneta y los llevan al campo. Ni siquiera necesita un camión. Cambia hasta la logística. Nos cansamos de ver las montañas de bidones de plástico en los campos y eso es una contaminación pura, para colmo muchas veces no se pueden reutilizar, más allá de muchas iniciativas para volver a incorporarlos al sistema.

¿La tecnología es aplicable a cualquier cultivo?

No. Nuestros algoritmos fueron entrenados para funcionar en siembra directa, en distintas geografías, pero para cultivo de soja en una primera instancia y hoy ya sumamos maíz. Ahora estamos trabajando en cultivo de maní, algodón y caña de azúcar que también es muy importante en Brasil. A su vez, no sólo funciona en cultivos, sino también en barbecho.

¿Para maíz ya está disponible?

Hoy ya está comercial para soja y maíz y estamos muy próximos a lanzar algodón y maní para lo cual estamos haciendo ensayos a campo. Y caña de azúcar, lo empezamos a ensayar en Brasil.

¿Para maní hacen ensayos en la zona de Río Cuarto?

Sí, concretamente en los alrededores de Adelia María.

¿Cómo toma el productor este cambio después de generaciones de hacer lo mismo?

Nos encontramos con productores realmente innovadores y que apuestan por la tecnología. Es más, los dos primeros años no dimos abasto por la capacidad productiva que teníamos en ese momento. Recién este año empezamos a ampliar mucho la capacidad de respuesta y extendiéndonos a toda la Argentina para llegar a la mayor cantidad de productores posible con un precio muy competitivo. Pero la verdad que nos sorprendió la capacidad de adopción que tiene el productor. Moviliza mucho la reducción del impacto ambiental que se logra y por supuesto, la reducción de costos porque es una tecnología que se repaga sola. Y este año, con ofertas financieras como volvieron a aparecer, con bancos que prestan a tasa cero en dólares a 5 años con 12 meses de gracia, los que acceden a esa línea en realidad nunca pagan nada porque el mismo ahorro les repaga la tecnología que adquieren. Y esas opciones que hay hacen que crezca la tasa de adopción de tecnologías como la nuestra y por eso somos muy optimistas con el futuro que se viene.

No sólo están en Argentina sino que ya llegaron a Uruguay y Brasil...

Así, es. En Uruguay entramos hace dos años y estamos aprendiendo mucho; es un gran desafío. En Brasil, este es el primer año y estamos poniendo los 3 primeros equipos en compañías específicas. No estamos comerciales 100% pero estamos desarrollando ese mercado, validando, reuniendo datos, trabajando con instituciones para ver los resultados y con foco en un cultivo importante como la caña de azúcar, y también algodón. Logrando esos dos cultivos vamos a ser muy competitivos en Brasil para estar comerciales en 2025.

¿El equipo es el mismo?

Es el mismo, lo que hacemos es validar y ver si hay que “tropicalizar” o adaptar a la geografía de Brasil, o a las necesidades del productor. Si bien técnicamente las cosas son similares, comercialmente hay cambios. Tenemos que aprender y adaptarnos, lo que será un gran desafío para este año.

¿El equipamiento se adquiere una vez y el software se actualiza?

Vendemos por un lado las computadoras que cuando se adquieren, funcionan en barbecho. Y después comercializamos el diferencial que funciona en cada cultivo con una licencia. Es de a uno porque no tiene sentido vender todo el paquete con caña de azúcar o algodón para esta zona, por ejemplo. Es una tecnología que está basada en inteligencia artificial pero es un software que corre en un sistema operativo y se va actualizando año tras año, lo que permite al productor estar con lo último. Hacia adelante vamos a seguir trabajando para que vaya cada vez más rápido y que tenga más funcionalidades.

¿Cómo imaginás a DeepAgro en 10 años?

Nuestro foco es tratar de hacer más eficiente el agro argentino y sobre todo mejorar la productividad, apalancados en esta herramienta que es la inteligencia artificial. Nos vemos como una compañía líder a nivel global en inteligencia artificial aplicada al agro.

Cuando en ese momento mires para atrás y veas las prácticas previas de aplicación de herbicidas no lo vas a poder entender....

Tal cual. Estoy convencido que la próxima generación va a mirar y preguntar cómo era posible que antes se aplicaba químico en todo el lote, se tiraba por tirar, y se cubría el 100% de la superficie cuando en realidad se necesitaba el 10%. Ya hoy cuando uno mira no puede entender cómo se hace. Por eso parte de la solución nuestra es llegar a todos los productores, que sea accesible y así generar un cambio realmente disruptivo.